El año pasado se cumplieron cien años del descubrimiento de la tumba de Tutankamón. Fue el 4 de noviembre de 1922. Howard Carter descubrió el sepulcro en el Valle de los Reyes. El arqueólogo inglés fue así el primer hombre en 3.000 años en entrar en la tumba del joven faraón de la XVIII Dinastía, muerto a los 19 años.

No fue el faraón más importante ni siquiera el más longevo, más bien al contrario, pero hoy Tutankamón es sin lugar a dudas el más famoso. La explicación está en que cuando se descubrió su tumba en el Valle de los Reyes de Egipto ésta se encontraba intacta.

Vemos más a un joven estudiante que a un político lleno de responsabilidades, lo que hace que la figura histórica sea aún más interesante"

Al margen de las excavaciones, que no cejan en su empeño de descubrir nuevos tesoros y secretos de éste y otros faraones, la última novedad llega de los ordenadores de un equipo internacional de científicos que ha conseguido reconstruir el rostro de Tutankamón a la edad de su muerte, los 19 años.

"A mí me parece un hombre joven con un rostro delicado", comenta Cicero Moraes, experto brasileño en gráficos y coautor del estudio. "Mirándolo, vemos más a un joven estudiante que a un político lleno de responsabilidades, lo que hace que la figura histórica sea aún más interesante", explica.

Cómo lo han hecho

Los científicos (de Brasil, Australia e Italia) no tuvieron acceso directo al cráneo del faraón. Afortunadamente, investigaciones anteriores ya habían registrado las medidas del cráneo y publicado imágenes de referencia y de todo ello se han valido, cuenta el Daily Mail.

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Así, la base inicial fueron los datos antropométricos y medidas del cráneo, la literatura biomédica y lo apuntado en los últimos decenios por la egiptológica. Con todo ello utilizaron un modelo digital del cráneo momificado del faraón para reconstruir su rostro en un modelo 3D.

Fue un trabajo detectivesco, en el que fuimos enlazando rastros de información para proporcionarnos un modelo tridimensional del cráneo"

A partir de estos parámetros, recrearon el tamaño de los labios, la posición de los globos oculares, la altura de las orejas y el tamaño de la nariz. "Fue un trabajo detectivesco, en el que fuimos enlazando rastros de información para proporcionarnos un modelo tridimensional del cráneo", explica Moraes.

Usaron luego un modelo informático elaborado con los resultados de las tomografías computarizadas de personas vivas. A continuación, los investigadores pasaron al modelado de tejidos blandos.

Para ello se basaron en datos del grosor de los tejidos blandos en varios puntos de cráneos humanos, obtenidos del análisis de la estructura de la cabeza de egipcios actuales. También utilizaron el cráneo digital de un donante virtual y luego lo ajustaron. El rostro se fue reconstruyendo gradualmente y sólo a final añadieron elementos subjetivos, como el color de los ojos, para conseguir una apariencia más humana.

Se corresponde con las antiguas representaciones, especialmente con la cabeza sobre la flor de loto del tesoro de su tumba"

No es la primera vez que la ciencia intentaba reconstruir el rostro del joven faraón. Un equipo francés lo hizo en 2005. "Nuestra reconstrucción es asombrosamente parecida a aquella", asegura Michael Habicht, egiptólogo y arqueólogo de la Universidad Flinders de Australia, coautor del nuevo estudio.

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El rostro obtenido "también se corresponde con las antiguas representaciones de Tutankamón, especialmente con la cabeza sobre la flor de loto del tesoro de su tumba", afirma Habicht.

Tutankamón sólo tenía 19 años

Tras la muerte de Akenatón, su padre, Tutankamón fue entronizado con apenas nueve años. Gobernó Egipto durante sólo diez años. A su muerte por malaria, con sólo 19 años, el clero de Amón, que intentó que fuera el símbolo de la restauración de los antiguos dioses, lo enterró en el Valle de los Reyes.

La fama Tutankamón está asociada a su tumba, descubierta en 1922 por Carter casi intacta y con numerosos artefactos valiosos en su interior. En aquella tumba inusualmente pequeña para un faraón, se encontraron 5.398 maravillosos objetos.

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Eran tantos los tesoros que se tardó diez años en catalogarlo todo. Hallaron desde un ataúd de oro macizo a una máscara funeraria (sí, esa ya tan famosa), pasando por tronos, arcos de tiro con arco, trompetas, un cáliz de loto o varios carros desmontados. Y también cosas más domésticas como sandalias, ropa interior de lino, comida y vino.

El descubrimiento de la tumba de Tutankamón marcó un antes y un después para la egiptología o, al menos, para su popularidad. Hubo un mayor desarrollo y financiación de las excavaciones en Egipto. Como dice Nacho Ares, "pasamos de la egiptomanía a la tutanmanía... porque para el gran público Tutankamón pasó a ser el faraón más famoso".